sábado, 19 de mayo de 2018

POETA GALARDONADO: RAFAEL CARDENAS*



ARS  POÉTICA


Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.


* Rafael Cardenas. Poeta y ensayista venezolano. Nace el  8 de abril de 1930. Profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Ganó el Premio Nacional de Ensayo (1984), el Premio Nacional de Literatura (1985), el Premio San Juan de la Cruz y el Premio Internacional de Poesía J. A. Pérez Bonalde (1992), así como una beca de la Fundación Guggenheim (1986). También le fue otorgado en México el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, antes llamado Juan Rulfo.


sábado, 5 de mayo de 2018

HERMOSO POEMA DE ANTONIO MACHADO*

Caminante no hay camino
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado Ruiz. Poeta español, nacido en Sevilla el 26 de julio de 1875. 
En su momento fue el más joven representante de la "Generación del 98". 
Su obra inicial, de corte modernista, evolucionó hacia un intimísimo simbolista 
con rasgos románticos que llego a madurar en una poesía de compromiso humano. 
(Tomado de Wikipedia)


domingo, 29 de abril de 2018

POEMA DE ALEJANDRA PIZARNIK*

SOLAMENTE
ya comprendo la verdad

estalla en mis deseos

y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad

ahora
a buscar la vida
*Hoy 29 de abril nació la poeta Alejandra Pizarnik (Argentina, 1936-1972). Poeta y traductora. La recordamos en sus 82 años de su nacimiento. ¡Tu poesía vive Alejandra!

domingo, 22 de abril de 2018

HOMENAJE A LA TIERRA, ¡NUESTRA TIERRA!


DESPERTAR SABATINO


 Todos los días son días de nuestro hábitat: nuestro suelo verde.
Hoy, 22 de abril, el mundo le hace un homenaje especial. 
A ella, por tanto amor y paciencia, va mi poema.  


martes, 17 de abril de 2018

POEMAS DE SOR JUANA INES DE LA CRUZ*

Hoy 17 de abril murió la poeta Sor Juana Inés de la Cruz (México, 1651-1695). La mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Destacamos dos poemas.


















QUÉJASE DE LA SUERTE

¿En perseguirme, mundo, qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que vencida
es despojo civil de las edades
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.

EN QUE DA MORAL CENSURA A UNA ROSA


Rosa divina que en gentil cultura
eres, con tu fragante sutileza,
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura, 
ejemplo de la vana gentileza, 
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas, 
y luego desmayada y encogida 
de tu caduco ser das mustias señas, 
con que con docta muerte y necia vida, 
viviendo engañas y muriendo enseñas!


* Sor Juana Inés de la Cruz. Su nombre fue Juana Inés de Asbaje y Ramírez. Nació en un pueblo de México en 1691. Fue una escritora reconocida como la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. La influencia del barroco español, visible en su producción lírica y dramática, no llegó a oscurecer la profunda originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veían con buenos ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento. 

jueves, 12 de abril de 2018

POETA INVITADO: ANGEL GARCIA LOPEZ *

Así como el atleta

Mi cuerpo es como un pájaro. Me alzo
sobre una cordillera de gorriones.
Las alas me empujaron en el salto,
se me llenó la carne de motores.
Hoy he vuelto a la vida. Libre, gano
mi oficio milagroso de ser hombre.
He tocado una nube con mis brazos
y le he robado al águila su polen.
Quise sentir el mundo, lo delgado
del límite del día con la noche.
Corrí sobre la pista del milagro
indagando el secreto del azogue.
Debí de ser gacela, ardilla, gamo
perseguidor del aire de los bosques.
Mi pecho respiraba como un campo
lastimado de músicas y flores.
Luché contra el equipo de los nardos
y el fuego de amarillos girasoles.
Competí con la pluma de los pájaros
y el latido voraz de los relojes.
Sin sentir en los músculos cansancio
llegué, libre, a la meta.
Desde entonces
traigo una lluvia nueva entre mis párpados.
¿Fui yo? Nadie creyera. El horizonte
se me llenó de cánticos y aplausos.
Hoy le vencí a la vida en el deporte
de alcanzar la alegría con las manos.
*Angel Garcia Lopez, escritor español nacido en Rota, provincia de Cádiz un 29 de marzo de 1935. Forma parte del "Grupo del Sesenta". Ha cultivado varios géneros en los que conserva un estilo clásico que respeta la ortodoxia (poesía, ficción y ensayo). En su obra, el poeta consigue establecer un estilo propio donde el amor y la sensualidad pueden formar parte de emociones sublimes de los seres que se aman. (Biografía tomada de "Poemas del Alma"



sábado, 31 de marzo de 2018

VIENTO: POEMA DE OCTAVIO PAZ*

VIENTO
(Hoy 31 de marzo, hace 104 años, nació en México el poeta Octavio Paz. Lo recordamos)



* Octavio Paz Lozano. Nace en México D.F. el 31 de marzo de 1914 - Coyoacán y fallece el 19 de abril de 1998 en su pais natal. Poeta y ensayista. Premio Nobel de Literatura en 1990. A los diecisiete años publica sus primeros poemas en la revista Barandal (1931). En la década de 1950 publica cuatro libros fundamentales: Libertad bajo palabra (1949),El laberinto de la soledad (1950), retrato de la sociedad mexicana, ¿Águila o sol? (1951), libro de prosa de influencia surrealista, y El arco y la lira (1956). En 1981 es galardonado con el Premio Cervantes. 

MI INSTANTANEA DE HOY

"Él vive, Él vive, Él vive" y ellas lo saben!


¡Jesús vive, vive por siempre!

Foto tomada en las playas de El Cabrero- Cartagena 



jueves, 29 de marzo de 2018

MI POEMA DE HOY: VACIADOS*

Vaciados* 


Los he visto llegar,
llevan un dejo melancólico
bandadas de aves
abandonando el nido
extranjeros pobres escarbando sueños.

Se acomodan en  semáforos
suben y bajan tratando de subsistir
hermanos de frontera confundidos
un confite, una canción, una moneda,
hacen la diferencia.

El hambre crece como la mala hierba. 


* Luz Marina Zuluaga Tinoco
© Derechos reservados
Cartagena, Colombia 2018





lunes, 26 de marzo de 2018

POETA INVITADO: WALT WHITMAN*


Una araña paciente y silenciosa

(Hoy 26 de marzo de 1892, muere el más grande representante del verso libre, Walt Whitman. Recordamos su partida) 

Una araña paciente y silenciosa,
vi en el pequeño promontorio en que
sola se hallaba,
vi cómo para explorar el vasto
espacio vacío circundante,
lanzaba, uno tras otro, filamentos,
filamentos, filamentos de sí misma.
       Y tú, alma mía, allí donde te  encuentras,
circundada, apartada,
en inmensurables océanos de espacio,
meditando, aventurándote, arrojándote,
buscando sin cesar las esferas
para conectarlas,
hasta que se tienda el puente que precisas,
hasta que el ancla dúctil quede asida,
hasta que la telaraña que tú emites
prenda en algún sitio, oh alma mía.
*Walt Whitman: poeta, enfermero voluntario, periodista y humanista estadounidense. Su trabajo se inscribe en la transición entre el trascendentalismo y el realismo filosófico, incorporando ambos movimientos a su obra. Hijo de    madre holandesa y padre británico, fue el segundo de los nueve hijos de una familia con escasos recursos económicos. (Tomado de Wikipedia). 

jueves, 22 de marzo de 2018

POETA INVITADO: HERMANN HESSE*



En la niebla
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.
Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.
*Hermann Karl Hesse, nació el 2 de julio de 1877. Fue poeta, novelista y pintor. Su obra literaria está compuesta por más de 40 libros publicados que le valieron el reconocimiento del Premio Nobel de Literatura de 1946. 

domingo, 18 de marzo de 2018

ASÍ SEA: POEMA DE BLANCA VARELA*

Así sea


El día queda atrás,

apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.
El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.
No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.
Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.
Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.
*Blanca Leonor Varela, escritora peruana nacida en Lima el 10 de agosto de 1926. Es considerada una de las voces poéticas más relevantes en América Latina. "Influenciada por el surrealismo, por el expresionismo alemán y por el existencialismo, finalmente la poesía de Blanca Varela crea su voz original, cada vez más íntima y desgarradora" (Jesús Lévano). 

domingo, 11 de febrero de 2018

Mi haiku de hoy




libre de olas
encuentro tu mirada
en cada espacio. 



Derechos reservados
©Luz Zuluaga Tinoco
Cartagena, Colombia 2018


lunes, 29 de enero de 2018

CUENTO DE ANTON CHEJOV

Una bromita (Cuento)*

Un claro mediodía de invierno… El frío es intenso, el hielo cruje, y a Nádeñka, que me tiene agarrado del brazo, la plateada escarcha le cubre los bucles en las sienes y el vello encima del labio superior. Estamos sobre una alta colina. Desde nuestros pies hasta el llano se extiende una pendiente, en la cual el sol se mira como en un espejo. A nuestro lado está un pequeño trineo, revestido con un llamativo paño rojo.
-Deslicémonos hasta abajo, Nadezhda Petrovna -le suplico-. ¡Siquiera una sola vez! Le aseguro que llegaremos sanos y salvos. Pero Nádeñka tiene miedo. El espacio desde sus pequeñas galochas hasta el pie de la helada colina le parece un inmenso abismo, profundo y aterrador. Ya sólo al proponerle yo que se siente en el trineo o por mirar hacia abajo se le corta el aliento y está a punto de desmayarse; ¡qué no sucederá entonces cuando ella se arriesgue a lanzarse al abismo! Se morirá, perderá la razón.
-¡Le ruego! -le digo-. ¡No hay que tener miedo! ¡Comprenda, de una vez, que es una falta de valor, una simple cobardía!
Nádeñka cede al fin, y advierto por su cara que lo hace arriesgando su vida. La acomodo en el trineo, pálida y temblorosa; la rodeo con un brazo y nos precipitamos al abismo. El trineo vuela como una bala. El aire hendido nos golpea en la cara, brama, silba en los oídos, nos sacude y pellizca furibundo, quiere arrancar nuestras cabezas. La presión del viento torna difícil la respiración. Parece que el mismo diablo nos estrecha entre sus garras y, afilando, nos arrastra al infierno. Los objetos que nos rodean se funden en una solo franja larga que corre vertiginosamente… Un instante más y llegará nuestro fin.
-¡La amo, Nadia! -digo a media voz.
El trineo comienza a correr más despacio, el bramido del viento y el chirriar de los patines ya no son tan terribles, la respiración no se corta más y, por fin, estamos abajo. Nádeñka llegó más muerta que viva. Está pálida y apenas respira… La ayudo a levantarse.
-¡Por nada del mundo haría otro viaje! -dice mirándome con ojos muy abiertos y llenos de horror-. ¡Por nada del mundo! ¡Casi me muero!
Al cabo de un rato vuelve en sí y me dirige miradas inquisitivas. ¿Fui yo quien dijo aquellas tres palabras o simplemente le pareció oírlas en el silbido del remolino? Yo fumo a su lado y examino mi guante con atención. Me toma del brazo y comenzamos un largo paseo cerca de la colina. El misterio por lo visto no la deja en paz. ¿Fueron dichas aquellas palabras o no? ¿Sí o no? Es una cuestión de amor propio, de honor, de vida, de dicha; una cuestión muy importante, la más importante en el mundo. Nádeñka vuelve a dirigirme su mirada impaciente, triste, penetrante, y contesta fuera de propósito, esperando que yo diga algo. ¡Oh, qué juego de matices hay en este rostro simpático! Veo que está luchando consigo misma, que tiene necesidad de decir algo, de preguntar, pero no encuentra las palabras, se siente cohibida, atemorizada, confundida par la alegría…
-¿Sabes una cosa? -dice sin mirarme.
-¿Qué?- le pregunto.
-Hagamos… otro viajecito.
Subimos por la escalera. Vuelvo a acomodar a la temblorosa y pálida Nádeñka en el trineo y de nuevo nos lanzamos en el terrible abismo; de nuevo brama el viento y zumban los patines; y de nuevo, al alcanzar el trineo su impulso más fuerte y ruidoso, digo a media voz:
-¡La amo, Nadia!
Cuando el trineo se detiene, Nádeñka contempla la colina por la que acabamos de descender; luego clava su mirada en mi cara, escucha mi voz, indiferente y desapasionada, y toda su pequeña figura, junto con su manguito y su capucha, expresa un extremo desconcierto. Y su cara refleja una serie de preguntas: “¿Cómo es eso? ¿Quién ha pronunciado aquellas palabras? ¿Ha sido él o me ha parecido oírlas y nada más?” La incertidumbre la torna inquieta, la pone nerviosa. La pobre muchacha no contesta mis preguntas, frunce el ceño, está a punto de llorar.
¿Será hora de irnos a casa? -le pregunto.
-A mi… a mi me gustan estos viajes en trineo -dice, ruborizándose-. ¿Haremos uno más?
Le “gustan” estos viajes, pero al sentarse en el trineo, palidece igual que antes, tiembla y contiene el aliento. Descendemos por tercera vez, y noto cómo está observando mi cara y mis labios. Pero yo me cubro la boca con un pañuelo, y toso, y al llegar a la mitad de la colina alcanzo a musitar:
-¡La amo, Nadia!
Y el misterio sigue siendo misterio. Nádeñka guarda silencio, piensa en algo… Nos retiramos de la pista y ella trata de aminorar la marcha, esperando siempre que yo diga aquellas palabras. Veo cómo sufre su corazón y cómo ella se esfuerza para no decir en voz alta: “¡No puede ser que las haya dicho el viento! ¡Y no quiero que haya sido el viento!” A la mañana siguiente recibo una esquela: “Si usted va hoy a la pista de patinaje, venga a buscarme. N.”  Y a partir de ese día voy con Nádeñka a la pista todos los días y, al precipitarnos hacia abajo en el trineo, cada vez pronuncio a media voz siempre las mismos palabras:
-¡La amo, Nadia!
En poco tiempo, Nádeñka se habitúa a esta frase, como uno se habitúa al vino o a la morfina. Ya no puede vivir sin ella. Es verdad que siempre le da miedo deslizarse por la colina helada, pero ahora el miedo y el peligro otorgan un encanto especial a las palabras de amor, palabras que constituyen un misterio y oprimen dulcemente el corazón. Los sospechosos son siempre dos: el viento y yo… Ella no sabe quién de los dos le declara su amor, pero ello, por lo visto, ya la tiene sin cuidado; poco importa el recipiente del cual uno bebe, lo esencial es sentirse embriagado.
Una vez, al mediodía, fui solo a la pista: mezclado con la multitud, vi a Nádeñka acercarse a la colina y buscarme con los ojos… Tímidamente sube a la escalera… Le da mucho miedo viajar sola, ¡oh, qué miedo! Está blanca como la nieve y tiembla como si se dirigiera a su propia ejecución. Pero va decidida, sin mirar para atrás. Por lo visto, ha decidido probar, al fin: ¿Se oyen aquellas sorprendentes y dulces palabras cuando yo no estoy? La veo colocarse en el trineo, pálida, con la boca abierta por el miedo, cerrar los ojos y emprender la marcha, después de despedirse para siempre de la tierra. “Zsh-zsh-zsh-zsh”… Zumban los patines. Si Nádeñka está oyendo aquellas palabras o no, no lo sé… La veo levantarse del trineo exhausta, débil. Y se ve por su cara que ella misma no sabe si ha oído algo o no. Mientras estuvo deslizándose hacia abajo, el miedo le quitó la capacidad de escuchar, de distinguir sonidos, de entender…
Y he aquí que llega el primaveral mes de marzo… El sol se torna más cariñoso. Nuestra montaña de hielo se oscurece, pierde su brillo y por fin se derrite. Nuestros viajes en trineo se interrumpen. La pobre Nádeñka ya no tiene dónde escuchar aquellas palabras y además no hay quien las pronuncie, puesto que el viento se ha aquietado y yo estoy por irme a Petersburgo por mucho tiempo, quizá para siempre. Unos días antes de mi partida al anochecer, estoy sentado en el jardín. Este jardín está separado de la casa de Nádeñka por una alta palizada con clavos… Aún hace bastante frío, en los rincones del patio exterior hay nieve todavía, los árboles parecen muertos; pero ya huele a primavera y los grajos, acomodándose para dormir, desatan su último vocerío de la jornada. Me acerco a la empalizada y durante largo rato miro por una hendidura. Veo a Nádeñka salir al patio y alzar su triste y acongojada mirada al cielo… El viento de primavera sopla directamente en su pálido y sombrío rostro… Le hace recordar aquel otro viento que bramaba en la colina dejando oír aquellas tres palabras, y su cara se pone triste, muy triste, y una lágrima se desliza por su mejilla. La pobre muchacha extiende ambos brazos como suplicando al viento que le traiga una vez más aquellas palabras. Y yo, al llegar una ráfaga de viento, digo a media voz:
-¡La amo, Nadia!
¡Por Dios, hay que ver lo que sucede con Nádeñka! Deja escapar un grito y con amplia sonrisa tiende sus brazos hacia el viento, alegre, feliz, tan bella. Y yo me voy a hacer las maletas… Esto sucedió hace tiempo. Ahora Nádeñka está casada con el secretario de una institución tutelar y tiene ya tres hijos. Pero nuestros viajes en trineo y las palabras “La amo, Nadia”, que le llevaba el viento, no están olvidadas, para ella son el recuerdo más feliz, más conmovedor y más bello de su vida…
Mientras que yo, ahora que tengo más edad, ya no comprendo para qué decía aquellas palabras. Para qué hacía aquella broma…

(Tomado de la Biblioteca Digital Ciudad Seva)

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